Busby Berkeley en Gold diggers of 1933 o Footligh parade (1933), yuxtapone la prostitución como válvula de escape y destino sintomático de las mujeres en confrontación al destino masculino de la guerra. La depresión y el hambre del contexto histórico colaboran a la construcción de los prostíbulos a los que suelen recurrir una serie de producciones visuales contemporáneas como espacio espectacular. El prostíbulo es soñado en las imágenes y funda a nivel simbólico un espacio para las mujeres en la cultura.

Es posible establecer un vínculo genealógico en la producción visual estadounidense de los musicales de Hollywood en el comienzo del siglo XX, respecto a los videoclips musicales de principios del siglo XXI. El baile, el canto y el erotismo suelen desarrollarse en pequeños escenarios dentro de cuadros (puesta en abismo) donde la naturaleza de ese topoi permite una continuidad con el desarrollo de la espectacularidad.

En una primera instancia, este artículo analiza películas y videoclips musicales que narran el espacio prostibulario para cotejar motivos visuales, que junto a recurrencias en la composición pictórica de los planos, constituyen una tradición representativa sobre este espacio visual y narrativo. Por otro lado, nos interesa argumentar sobre la emergencia en una serie de videoclips  contemporáneos (años 2014 y 2015) de cantantes Pop como Britney Spears, Madonna o Nicki Minaj que asocian desde el discurso visual y sonoro la noción de prostitución a la noción de trabajo. Denominamos Feminismo del Trabajo Sexual a una corriente del pensamiento feminista actual que puede vincularse al posicionamiento ideológico sobre el que construyen sentido estos videoclips.