La introducción del sistema lancasteriano de enseñanza en Chile a partir de 1821, también conocido como método de enseñanza mutuo, sistema monitorial o sistema británico, constituyó un primer proyecto para instaurar un sistema de educación pública y nacional tras las guerras de independencia (1810-1818). Si bien fue definido por las autoridades centrales desde la capital Santiago, que priorizaron el fomento de la educación como parte de un proyecto republicano (Serrano: 2010; Jaksic y Serrano: 1990), se llevó a la práctica gracias al involucramiento de diversos actores sociales en sus contextos locales específicos, como La Serena o Concepción, que se insertaron en un proceso mayor de “internacionalización” pedagógica iniciado a fines del siglo XVIII (Roldan Vera: 2005 y 2001; Tschurenev: 2008). Dicho proyecto, no obstante, no ha sido lo suficientemente abordado por la historiografía, que en términos generales ha situado la década de 1840 como el origen del sistema de educación pública en Chile, cuando se identifica cierta solidez institucional del Estado, expresada en la fundación de diversas instituciones educativas como la Universidad de Chile y la disponibilidad de mayores recursos económicos producto de la inserción de la economía chilena en una dinámica exportadora ligada a la  minería (Jaksic y Serrano 1990; Egaña 2000; Serrano, Ponce de León, Rengifo: 2012). En dicha interpretación, el sistema lancasteriano es considerado como un experimento fallido, de corta duración, que no fue posible de expandir debido a la ausencia de condiciones mínimas en un contexto de fragilidad institucional y escasez económica derivada de las guerras de independencia, que la historiografía ha calificado como la "anarquía" (1823-1830) (Amunátegui: 1895; Browning: 1921) En nuestro caso, sostenemos que durante las décadas de 1820 y 1830 el sistema lancasteriano fue un elemento articulador del primer proyecto claro por establecer un sistema de educación pública y universal en Chile. La puesta en práctica de dicho proyecto constituyó el primer intento por estructurar un sistema de educación pública, aún en condiciones materiales que no facilitaban su difusión. No obstante, su desarrollo y extensión espacial y cronológica tuvo mayores alcances que lo repetido por la historiografía hasta hoy, producto de la capacidad de adaptación del sistema y a lo que los propios actores involucrados en su adopción realizaron a partir de las circunstancias locales.