Eventos Académicos, 39 ISCHE. Educación y emancipación

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Los edificios escolares en la ciudad de Buenos Aires: principios estéticos, útiles y científicos (1880-1900)
Nicolás Arata

Última modificación: 2017-07-16

Resumen


En Buenos Aires -entre 1880 y principios del siglo XX- tuvieron lugar una serie de iniciativas políticas y pedagógicas que incidieron en los procesos de escolarización de la ciudad porteña. Los esfuerzos dirigidos a sancionar una legislación escolar específica se articularon a la preocupación por formar sujetos para desempeñar con solvencia tareas de enseñanza. Las tareas ligadas a la prefiguración de los destinatarios de la escuela como futuros ciudadanos se solaparon con la formación de una burocracia dotada de un perfil técnico-pedagógico. La delimitación de un campo de producción de saberes sobre la escuela se produjo de manera paralela a las tareas de planeación y construcción de edificios escolares.

Esta última dimensión –la construcción de edificios- fue uno de los pilares sobre los que se buscó apuntalar el proceso de escolarización porteño. Los consensos alcanzados para contar con una edificación escolar que estuviera a la altura de la capital de la nación (en tanto “ciudad rectora” que debía irradiar su autoridad sobre el sistema de ciudades que conformaban el país) no significó, por otro lado, que la edificación de casas para escuelas fuera un asunto exento de conflictos ni que se resolviera exclusivamente con voluntad política. En efecto, la ciudad fue el escenario tanto de la elaboración de diferentes proyectos edilicios en torno a la escuela en un lapso de tiempo relativamente corto, como de denuncias y debates en torno a los problemas recurrentes que se manifestaban en ellas.

En esta presentación analizo los distintos proyectos que orientaron la edificación escolar desde el punto de vista de las formas que adoptaron los edificios escolares. Argumentaré que las formas que adoptó la edificación escolar pública porteña debió lidiar con una tensión: en una sociedad que hasta entonces prácticamente no había edificado espacios específicos para desenvolver tareas escolares, el Consejo Nacional de Educación impulsó la construcción de edificios tomando como modelos de referencia las formas escolares de algunas capitales de Europa y Norte y Sudamérica; en simultáneo, el intenso proceso de urbanización que experimentó la ciudad a partir de 1880 -combinado con la crisis económica desatada en 1890-, impulsó a esas mismas autoridades a explorar respuestas más eficientes a una también creciente demanda de escolarización por parte de la sociedad. Fueron estas nuevas dinámicas sociales y urbanas las que requirieron la construcción de edificios más económicos y, por otro lado, las que mantuvieron la renta de casas para escuelas como una problemática constante a lo largo del período. La irrupción de los discursos higienistas incidieron, a su vez, en un nuevo tipo de forma escolar que, si bien nunca llegó a implementarse, circuló en los escritos oficiales y puso de relieve una nueva configuración sustentada sobre una racionalidad del espacio escolar, concebida a partir de bases científicas.