Última modificación: 2017-07-17
Resumen
En 1813, en la Gazeta do Rio de Janeiro, Catarina Jacob, al anunciar la inauguración de una escuela para niñas, informó a los padres que, si así lo deseaban, podían inscribir a sus hijas en clases de danza. En la segunda década del siglo XIX, otras dos escuelas informaron lo mismo. Debe tenerse en cuenta que la ciudad había cambiado mucho y rápidamente desde la llegada de la familia real portuguesa en 1808. Se había vuelto más dinámica y en sintonía con la escena europea (incluso por la más grande presencia de extranjeros de varias nacionalidades), más “civilizada”, de acuerdo con los parámetros de los que querían que Río de Janeiro expresase mejor la condición de sede del Imperio Portugués y, más tarde, de capital del Brasil independiente (desde 1822). Muchos fueron los cambios en los gustos y comportamientos. En este escenario, una de las prácticas que más se desarrolló y ganó notoriedad fue la danza, no aquélla que era bailada espontáneamente por el gran conjunto de la población, pero sí los estilos que vinieron del viejo continente, sistematizados y bailados en las Cortes. La enseñanza de la danza, que se expandió rápidamente en la primera mitad del siglo, para hombres y mujeres, tenía en cuenta las necesidades de regular el uso del cuerpo en función de los cambios en la dinámica social (el hecho de que mejor se sistematizó una vida pública, incluso en función de un creciente mercado de entretenimiento). El propósito de esta presentación es analizar el perfil de estas iniciativas pioneras, implementadas en espacios escolares y no escolares, alegando que se articulaban con las cuestiones sociales de la época. Aunque marcadas por el signo del control sobre el cuerpo, se argumenta que eran también la expresión de un proceso de emancipación, específicamente en lo que se refiere a las posibilidades de performance corporal y encuentros públicos entre hombres y mujeres. Del mismo modo, aunque caracterizadas por una relación simbólica con culturas europeas, sugerimos que en ellas también hubo ecos de las costumbres locales. Para alcanzar el objetivo de la presentación, interesado en la repercusión pública de estas experiencias, fueron usados principalmente periódicos publicados en la ciudad en el periodo de la investigación (primera mitad del siglo XIX).