El trabajo de investigación muestra la experiencia migratoria de los grupos originarios de los estados de la región noreste de Brasil y motivados por diferentes factores, especialmente la posibilidad de emanciparse de la condición social precario, decidió explorar nuevos espacios de sociabilidad, como el Pontal de Minas (Triángulo Minero), entre los años 1950 y 1990. En el principio, estos flujos han sido motivados por el ciclo económico basado en la cultura de los granos (desde finales del 1940), y entonces la caña de azúcar (desde 1980), por lo que la gente del noreste buscaba las oportunidades de empleo por en el campo y desde el principio, pasaron a constituir población marginada a partir de criterios étnico-culturales, que es, el acento nordista. Se instalaron en las granjas, y luego se fueron a vivir en las ciudades, donde desarrollaron nuevas relaciones en los vecindarios, iglesias, comercios, hospitales y escuelas, frente a la resistencia de su origen étnico y la condición de migrante. En este encuentro de culturas, fueron construidas representaciones alrededor de la figura del migrante, una imagen que está también dentro de las escuelas, como en las ciudades de los hijos de los migrantes pasan a asistir a estas instituciones, la búsqueda de la educación como proceso de emancipación. En la década de 1950, se acelera el movimiento de expansión del sistema de educación pública en la ciudad capital del condado (Ituiutaba-MG), un fenómeno que refleja los procesos de crecimiento de la población y la urbanización de la ciudad, que se produjo en varias otras regiones del país, sin embargo, tratamos de desentrañar el papel de la educación en el fenómeno de modernización locales, señalando el acceso a la escuela por los migrantes como una de las especificidades de la región. En este movimiento, la cuestión del prejuicio surgió desde el principio, mediante la promoción de cierta jerarquía social entre los "establecidos y los outsiders", los migrantes se han convertido en los prejuicios de destino que ha jugado durante mucho tiempo, las expresiones que se difunden dirigidas a menospreciar el trabajo jugaron en el nuevo espacio, o incluso sus rasgos físicos se refieren a este grupo como las "personas de cabeza plana" o "personas de piel oscura." Esta dinámica que se establece entre los naturales de la región y los migrantes revela los instrumentos de poder que producen significados en este encuentro, lo que la sitúa a la diversidad étnica y cultural de los individuos. En esta perspectiva, se busca observar la relación entre estos grupos dentro de las escuelas, tratando de visualizar la integración de los migrantes en las nuevas dinámicas sociales que han sido objeto. Entendemos que la educación es un fenómeno étnicizado (KREUTZ, 1998) y por lo tanto los enfrentamientos reflejados en el proceso educativo están marcados por las diferencias étnicas y culturales. Para llevar a cabo este trabajo, utilizamos principalmente el uso de la fuente oral, recogida de 15 testimonios que explican cierta diferenciación social entre los propios migrantes, de modo que una pequeña parte emigró en mejores condiciones, estos datos también se refleja en el acceso y permanencia de este grupo en la escuela. Siendo así, algunos de ellos asistieron a instituciones privadas y tradicionales de la ciudad, pero la mayor parte se restringió las escuelas públicas.