Última modificación: 2017-07-17
Resumen
Una de las novedades más significativas implementadas en materia deportiva por el denominado peronismo clásico, esto es, el que rigió los destinos de los ciudadanos argentinos entre 1946 y 1955, fue el rol otorgado a la mujer. En efecto, el propio Juan Domingo Perón, rompiendo con una extendida idea respecto al lugar subalterno del sexo femenino en lo concerniente a las actividades físicas y deportivas sostenía que, para el deporte, la mujer y el hombre son una misma cosa y no debía existir ninguna diferencia de sexo. Sin duda alguna, esta afirmación provocó una ruptura muy fuerte con el pensamiento precedente no sólo en el país sudamericano, sino a nivel global. Por otro lado, cabe agregar que las mujeres fueron incluidas en las diversas competiciones tales como los Juegos Eva Perón, en el año 1954, con lo cual del terreno de las palabras se pasó a los hechos concretos.
Una iniciativa que se inscribe en esta dirección la constituyó la publicación de la revista Deporte Femenino, conocida como la revista de la mujer deportista. La misma estuvo dirigida por Elsa Irigoyen, en quien vale la pena detenerse en la presente comunicación ya que su figura nos brindará líneas interesantes para pensar la relación entre el peronismo y la mujer, así como la vinculación existente entre las actividades físicas y deportivas y la política en el periodo de tiempo mencionado. Irigoyen fue una destacada deportista que alcanzó su punto culminante de popularidad en ocasión de los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos disputados en Buenos Aires en el año 1951. Allí se alzó con la medalla dorada en esgrima cumpliendo un destacado papel. Pronto estrechó relaciones con Juan Domingo Perón y Eva Perón, quienes la incentivaron a crear el Ateneo Eva Perónque presidió hasta el final del gobierno peronista. En tanto directora del Ateneo y deportista destacada, la figura de Elsa Irigoyen gozaba de un considerable prestigio que buscó utilizar para popularizar el deporte entre las mujeres, a quienes se dirigió de modo cercano y amistoso en el primer editorial de la revista.
Un exhaustivo análisis de la revista, que se presenta como el vocero oficial del Ateneo, nos brindará herramientas de utilidad para comprender la tarea destinada al deporte y a las actividades físicas como parte de la pedagogía desplegada en la formación de un modelo de mujer moderno, elegante, mundano, en sintonía con sus pares de los llamados países civilizados. Sobrevuela la idea del escaso reconocimiento hacia las mujeres en general, y hacia las mujeres deportistas en particular, cuestiones ambas de estricta actualidad. Lo relevante es que eso se podría revertir, desde la particular mirada de la publicación, con la participación de las mujeres en las diversas competiciones deportivas. No obstante, estos indudables avances en pos de la emancipación femenina, cabe aclarar que la revista oscilará entre esta novedosa perspectiva y la visión tradicional del sexo femenino.