Última modificación: 2018-02-04
Resumen
La narración histórica, concebida como el ejercicio acabado y objetivo sobre los acontecimientos del pasado, se ve interrogada sobre las cesuras y silencios que en ella se evidencian, debido a la imposibilidad de narrar la totalidad de los hechos. El discurso histórico intenta salvar esas cesuras mediante estrategias narrativas, por ejemplo, la nominalización del acontecimiento, la circunscripción a un espacio identificable, la datación y el uso del testimonio como fuentes indiscutibles de verdad, que dan la ilusión de totalidad. Sin embargo, estas permanecen, entre otras cuestiones, por el límite que impone narrar el horror.
La ficción puede hacer uso de ciertas estrategias narrativas que iluminan estos intersticios, en palabras de Ricoeur: “La ficción da ojos al narrador horrorizado. Ojos para ver y para llorar”.
La lectura de Estrella distante, de Roberto Bolaño, y El secreto y las voces, de Carlos Gamerro, permite ver algunas de estas estrategias, tales como el uso de “la imagen”, las referencias metatextuales y las resignificaciones espaciales, que conllevan a la construcción de un lector que lee metonímicamente, resignificando los relatos que devienen en ejercicios de la memoria. Así, las obras se convierten en un elemento que re-construye la “imagen del pasado” y trazan, de esta manera, una inquebrantable línea de continuidad con el presente.