La revista Literal (1973-1977), pese a su efímera y errática existencia, dejó una singular marca en la literatura y la crítica argentinas de la década del setenta. Tres volúmenes, dos de ellos dobles, publicados a lo largo de apenas cuatro años, fueron suficientes para introducir un quiebre en los modos de practicar la ficción y la crítica, a partir de una contaminación de estas con los nuevos lenguajes de la teoría y el psicoanálisis lacaniano. Esta intervención cultural fue designada por la misma revista con el nombre de flexión Literal. En el presente trabajo nos proponemos analizar esta intervención polémica, que se jugó no solo en las páginas de la revista, sino también en una serie de textos de ficción publicados en esos años por sus tres mentores: Nanina (1968), Cancha Rayada (1970), y La vía regia (1975), de Germán L. García; El fiord (1969) y Sebregondi retrocede (1973), de Osvaldo Lamboghini; El frasquito (1973) y Brillos (1975) de Luis Gusmán.