Un siglo antes, La Comédie humaine de Honoré de Balzac, la obra máxima de la concepción novelística de su tiempo, era considerada una “novela absoluta” e incluía unos dos mil personajes representativos de los distintos estratos socioculturales. ¿Cómo pasamos de personajes tan perfectamente delineados, cuyos rasgos mínimos están establecidos de manera tan precisa, a un personaje en busca de su identidad, como es este ser al que alguien llamó Guy Roland, que comienza su narración de esta pesquisa con una afirmación: “Je ne suis rien”? La identidad y la memoria son los dos ejes que recorren toda la obra de Patrick Modiano. En casi medio siglo de producción literaria, sus novelas presentan con leves variaciones la misma historia: la de una búsqueda personal, la de la propia identidad, la necesidad de una autoconstrucción aceptando sin embargo las pocas certidumbres que podemos tener respecto de nuestro pasado y la fragilidad de nuestros recuerdos.