Última modificación: 2018-02-07
Resumen
La obra Cecil (1972) de M. Mujica Lainez puede ser leída en clave autoficcional, en la medida en que el narrador homónimo resulta ser un perro-mascota que cuenta la vida de su amo. Respectivamente, Cecil también fue el nombre de la mascota más querida en la vida real de Mujica Lainez. Así, mediante esta estrategia de narrarse desde este punto de vista perruno, el agente construyó un personaje: su simulacro (Costa-Mozejko 2002 y 2007). Se refirió a sí mismo en tercera persona del singular, en tanto “el Escritor”, “mi amo”, etc. Veremos que, mediante el narrador mencionado, el agente narró aspectos constitutivos de la competencia específica atribuida al “Escritor” [sic]: principalmente poniendo en énfasis (gestión) dos macro-recursos recurrentes en la narración: una distinción socio-genealógica y un saber privilegiados y exclusivos.