Última modificación: 2018-01-27
Resumen
Con el proceso de modernización que caracteriza al final del siglo XVIII y al siglo XIX, la idea de progreso, material y moral, gana terreno bajo una distinción aparentemente clara entre lo civilizado y lo bárbaro. Sin embargo, los límites para estas categorías no tardarán en volverse difusos y algunos de los valores que prometía ese progreso se verán cuestionados al pretender reprimir, como sociedad, aspectos siniestros inmanentes a ese proceso. Es así como una dualidad oculta en el ideal civilizatorio se revela y podemos observarla, por ejemplo, en ciertas producciones literarias cargadas de elementos melancólicos, siniestros y hasta fantásticos.
Dentro de la literatura francesa, no faltaron exponentes de la inestabilidad social, emocional y moral que producía la vorágine moderna. En los textos de Maupassant, por ejemplo, confluyen elementos inquietantes que no solo describen una transformación estética que ya venía siendo planteada, sino que además algunos de ellos explicitan el carácter dual del ideal progresista al retomar una figura mítica como la del doble (Doppelgänger) que tenía originalmente un rol protector, y convertirla en un monstruo moderno que pone de manifiesto una angustiosa sensación de “otredad”. Características como la soledad, la melancolía, la locura o un entorno de excesos aparecen en algunos de sus cuentos, donde la identidad y el dominio del yo se vuelven confusos, obligando a sus personajes a hacer frente a un doble macabro y perturbador. Ahora bien, ¿acaso es el doble un resultado de la alienación moderna? ¿Cómo se convierte en este monstruo moderno?
Para profundizar esta cuestión, analizaremos algunos de los cuentos de Maupassant e intentaremos trazar un puente entre el contexto de producción y el desdoblamiento identitario así como los elementos siniestros y melancólicos que lo caracterizan, para comprender la evolución de la figura del doble y su relación con la antinomia civilización y barbarie.