Última modificación: 2022-03-22
Resumen
En el mundo del cómic, tiene gran influencia lo que se conoce como “fandom”, el conjunto de fans o seguidores de una serie, quiénes como consumidores de esos productos pueden ser responsables -directos o no- de cambios radicales en su línea argumental y estética a partir de sus gustos y deseos. Con el desarrollo de Internet y el auge de las redes sociales, es cada vez más común que las decisiones artísticas y/o autorales en los cómics, y muchas otras formas de arte, sean puestas en tela de juicio por los fans que utilizan estos medios para hacerse oír. Lo último se produce para bien o para mal, ya que las opiniones enardecidas del público pueden conducir incluso a amenazas, violencia y censura.
En 2015, la portada alternativa de Batgirl #41, realizada por Rafael Albuquerque en una edición homenaje al Joker, despertó una inesperada polémica al ser condenada como apología a la violencia de género y el abuso sexual, derivando en la autocensura, ya que fue el mismo artista quien solicitó a la editorial DC Comics que no se publicara.
El objetivo de este trabajo es analizar entonces, a partir de este caso, los alcances que puede tener el poder de los consumidores y hasta qué punto es debatible una postura creativa cuando se roza el avasallamiento de la libertad de expresión.