Última modificación: 2022-08-02
Resumen
En la literatura argentina de las últimas décadas, emerge una línea estético-ideológica que sostiene una posición cuestionadora de los relatos hegemónicos, muchas veces asociados al patriarcado, sobre la violencia política durante la última dictadura cívico-militar, tanto provenientes del discurso militar como de las fuerzas insurgentes, por lo que dicha línea queda anclada en un espacio conflictivo y fronterizo, que recoge bases tópicas de aquellos discursos para pensarlos desde un lugar crítico. Nos referimos a una serie de novelas de escritoras argentinas, cuyos textos han ido apareciendo desde fines de los ’70 en adelante: Ganarse la muerte (1976), de Griselda Gambaro; Conversación al sur (1981), de Marta Traba; El resto no es silencio (1989), de Carmen Ortiz; El Dock (1993), de Matinde Sánchez; A veinte años, Luz (1998) y Doble fondo (2017), de Elsa Osorio; El silencio de Kind (1999), de Marcela Solá; Viene clareando (2005), de Gloria Lisé; Todos éramos hijos (2014), de María Rosa Lojo, y Lengua madre (2015), de María Teresa Andruetto. En esta oportunidad, analizaremos en particular el mencionado texto de Elsa Osorio.