Eventos Académicos, I Jornadas de Estudiantes del Departamento de Filosofía

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Recorridos animales: la filosofía moderna y la constitución de la subjetividad
Deborah Cinthia Balé

Última modificación: 2018-01-14

Resumen


La mayoría de los seres humanos consumimos a diario productos que dependen de la reproducción industrial, la cría masiva, la manipulación genética, el maltrato y la muerte de (quién sabe cuántos) miles o millones de animales. Las cifras y las imágenes –para quien se atreva a mirarlas‐ resultan cuanto menos insoportables. Sin embargo, nada de esto es nuevo. Según Derrida (2008) “nosotros que nos llamamos hombres, nosotros que nos reconocemos bajo ese nombre, nos encontramos desde hace dos siglos aproximadamente, envueltos en una transformación sin precedentes” (p. 43). Esa transformación lleva el nombre de sometimiento animal, o por qué no, de un genocidio hacia diferentes especies animales que hoy por hoy se encuentran bajo peligro de extinción, o lo estuvieron en el pasado.

¿Cómo dar cuenta de semejante acontecimiento? El recorrido que la filosofía nos propone a través de los diferentes pensamientos en torno al animal parece mostrar al menos algunos indicios respecto de bajo qué discursos se teje el olvido de la matanza y el sacrificio de la carne. Filósofos tan disímiles como Descartes, Kant, Heidegger, incluso Lévinas y Lacan, comparten un núcleo duro que se afana por trazar una línea divisoria más o menos clara entre aquello que se llama el “hombre” y aquello que se llama “el animal”. ¿Cuál es la necesidad de dicha línea? ¿Por qué disimular la mirada del animal que me mira? ¿Cuál es la funcionalidad de un aparato montado en torno de los discursos sobre los animales, que impide que hablemos de cada especie por separado, incluso de cada uno por separado, llamándolos por su nombre, negando incluso la posibilidad del nombre? En fin, ¿qué se pone en juego en esa contaminación, ese asedio entre “el hombre y el animal”?. Atravesaremos brevemente algunos pensamientos cartesianos y kantianos en torno a esta cuestión. Hacia el final, recuperaremos la mirada nietzscheana como una puesta en deconstrucción no sólo de la subjetividad moderna sino del paradigma socio-político que le es correlativo.


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