En línea con la lectura del dialogo que hemos propuesto, nuestro trabajo se orientara a mostrar el error que se cometería si se le da al discurso socrático una valoración absoluta en sí mismo, la equivocación en la que se caería si se le atribuye independencia con respecto a todo lo demás que se afirma y niega en Banquete. Justamente el valor real que tiene la definición del eros platónico aquí mismo es el no surgir ex nilho, sino estar interrelacionada con otras definiciones, que desde ya son funcionales a la socrática, pero que permiten al mismo tiempo la existencia de ella. Se observa un movimiento dialéctico del que participan varios discursos de los oradores de Banquete incluido el de Sócrates, y que permite el crecimiento paulatino de la tesis platónica sobre el eros: la afirmación y la negación entre varios discursos permite llegar al discurso socrático con la posibilidad de desarrollar una definición unificadora que toma lo más importante y decisivo de cada encomio en cuestión.

En estos términos, la tarea por delante tiene por objeto delimitar la decantación del discurso socrático a partir de las disertaciones de Agatón y Aristofanes. ¿Por qué Aristofanes? ¿Por qué Agatón? Ambos discursos junto al socrático conforman una triada fundamental para la comprensión del dialogo. Recordemos que ambos son representantes de la comedia y de la tragedia respectivamente y Platón mismo les da un lugar de privilegio sobre el final del texto al ser ellos quienes permanecen despiertos conversando con Sócrates. Ambos son los que exponen exactamente antes que Sócrates, lo que para nuestro enfoque no se transforma en un dato menor: entre los tres oradores van a desarrollar la tesis platónica sobre el eros. Esto es lo que nos proponemos sostener.