Última modificación: 2018-01-14
Resumen
Quiero decir lo que pretendo de entrada y sin preámbulo, quiero decirlo descaradamente, con soltura y gracia, declararlo con una mueca tonta. Pretender sin pretensión, pretender sin subterfugio, pretender descaradamente, ¿por qué no? Ser un descarado es una manera de no mentir. Y no mentir en la escritura es, en mi opinión, un bien a cuidar y atender, una manera humilde de asumir los límites de la inteligencia propia. Por otra parte tirarse en el texto así es como tirarse a la pileta un día de verano, un día de mucho sol y calor, un día de quinta feliz con amigos, sin nada más que hacer que hacernos los “tontos”, con la insolencia de sentirnos superficialmente contentos entre nosotros. Actuando tontamente así, como yo ahora que trato de ponerme a mí misma en el texto, estirándome en cada palabra de a poco, acostada en el lecho del texto mirando las estrellas de mi pensamiento; asentada en un ánimo filosófico que antes de preguntar, escucha, mira, se adapta un poco al medio.