Según Michel Foucault, la figura del monstruo moral hace su aparición en el siglo XIX. Hasta ese momento, no había un verdadero interrogante sobre la naturaleza de los criminales: se trataba en todos los casos de un crimen que atacaba al soberano, y cuyo castigo no era la reparación de los daños, sino la venganza del aquél. Por eso entre el crimen y el castigo no había una medida común sino un desequilibrio signado por lo atroz. Pero en un momento dado, el poder de castigar necesitó referirse a la naturaleza del criminal, y la división de los actos en lícitos e ilícitos desembocó en la distribución de los individuos en normales y anormales.

Lo que el siguiente trabajo se propone es trazar es, siguiendo el curso Los anormales, dictado por Michel Foucault en el Collège de France en los años 1974-1975, una genealogía de cómo fueron modificándose los mecanismos del poder en torno a la producción de normalidad y anormalidad. A partir de allí, investigaremos los dispositivos actuales de producción de subjetividad, y nos interrogaremos por los monstruos y los anormales propios de nuestro tiempo, el siglo XXI, para analizar las figuras que conforman el movimiento GLBTT, y a partir de allí pensar y problematizar el problema de la inclusión y la exclusión, tanto social como política.