Eventos Académicos, I Jornadas de Estudiantes del Departamento de Filosofía

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La superficie institucional de la religión hobbesiana
Jerónimo Rilla

Última modificación: 2018-01-17

Resumen


El cariz ideológico del conflicto político hobbesiano tiene su expresión antonomástica en el ámbito religioso. Este supuesto anima, por sí solo, la pregunta por la naturaleza de la institución eclesiástica dentro los lindes del Estado. La imprecisión textual respecto a este punto se traduce en una multiplicidad de especulaciones referidas a la relación entre iglesia y Estado: ¿se trata de una independencia relativa, tolerada, que propicia la proliferación de instituciones religiosas? ¿De una función diferente de una misma asamblea soberana en la forma de king‐in‐parliament? ¿De un sistema político en cuanto representante directo del soberano? Una aproximación heurísticamente provechosa recomienda –entendemos nosotros– el recuento de las instancias intermedias en el espacio de la estatalidad, esto es, los capítulos del Leviatán sobre los sistemas que operan legal o ilegalmente bajo la órbita del soberano y aquellos que tratan sobre los órganos ministeriales. Como tesis fundamental, se argüirá que los pastores religiosos pertenecen a la esfera de los funcionarios públicos, es decir, que integran la organización sistemática del Estado. Por otro lado, mostraremos la poderosa fuerza analógica que tiene el funcionariado militar como dechado para lo que, Hobbes supone, debe ser un cuerpo político. Así, quedará claro –y esta es la tercera arista que completa el análisis– el trazo innovador de un tipo de representante estatal‐eclesiástico, cuyas obligaciones particulares provienen de su rol específico y están cimentadas por un fuerte proceso de adoctrinamiento. Condensado en un dictum que reiteraremos en vistas a su funcionalidad, es la organización institucional del Estado lo que asegura el enlace entre los dos términos fundamentales de la soberanía: protección y obligación. Aquí se juega la respuesta institucional –en definitiva, la solución al problema– que Hobbes asume frente a la incoercibilidad y a la irracionalidad (entendida como imposibilidad de persuasión) del rebelde político‐religioso.


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