El 13 de agosto de 1924 falleció en Buenos Aires el músico argentino Julián Aguirre. Su muerte suscitó una serie de homenajes y recordaciones en el ámbito musical y cultural de la época que buscaron y lograron resguardar en la memoria colectiva una imagen de Aguirre como uno de los padres del denominado nacionalismo musical argentino y uno de los «pioneros» dentro de la historia de la música del país. Con herramientas teóricas provenientes de la antropología de la memoria, esta ponencia toma el caso de la inauguración del busto de Aguirre en el Rosedal de Palermo, del año 1927, como parte de una sucesión de eventos conmemorativos destinados a transmitir y perpetuar el recuerdo de Aguirre para las futuras generaciones. A su vez, se plantea que su inmortalización en una escultura dentro de un jardín público de la ciudad tuvo la finalidad de instruir a la población, al hacer conocer y conservar en el recuerdo la figura del músico. Se sostiene que este homenaje póstumo colaboró en la construcción de un discurso homogéneo en torno a la figura de Aguirre y en la cimentación de su posición de autoridad dentro del campo musical de la época.