El presente estudio, basado en la experiencia como docentes de nivel inicial y formadoras en el Profesorado de Educación Inicial, explora la necesidad de fomentar prácticas educativas innovadoras que despierten el interés por aprender en niños de entre tres y cinco años. Aunque existen investigaciones sobre la formación docente, se ha profundizado poco en el rol de la creatividad en la formación de futuros educadores y su impacto en el aula. A partir de esta observación, surgen varias preguntas de investigación, entre las cuales se destacan: ¿cómo definen estudiantes y docentes la innovación en el jardín de infantes?, ¿qué prácticas innovadoras se implementan?, y ¿cuál es la relación entre la creatividad, la innovación y la formación docente?

El estudio se organiza en dos partes: una conceptual, que profundiza en los conceptos de creatividad e innovación educativa desde una perspectiva sociocultural, y una empírica, que analiza prácticas reales en jardines de infantes. Se identifican como elementos clave para el fomento de la creatividad el entorno físico, el clima de aprendizaje y el compromiso de los estudiantes. El trabajo concluye que las prácticas innovadoras en los jardines de infantes son esporádicas y, en muchos casos, coexisten con prácticas tradicionales. A través de entrevistas a docentes en ejercicio y narrativas reflexivas de estudiantes, se evidencian coincidencias con enfoques pedagógicos como el de Reggio Emilia y la pedagogía del asombro.

El análisis destaca la necesidad de formar docentes sensibles a las necesidades creativas de los niños y de promover entornos de aprendizaje flexibles que favorezcan el asombro y la motivación intrínseca. Se subraya la importancia de la educación inicial en el desarrollo académico y se plantea la urgencia de garantizar políticas públicas e inversiones sostenidas para asegurar el acceso universal a esta etapa educativa.