Eventos Académicos, IV Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores de la Antigüedad Grecolatina

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Sobre la concepción epicúrea de los dioses y su relación intrínseca con el logro de la ataraxía.
Ariana Noelia Brenni

Última modificación: 2019-06-14

Resumen


La filosofía epicúrea se nos presenta, desde el inicio de la Carta a meneceo, como una actividad de carácter terapéutico que nos permite disipar y poner límite a aquellos temores que impiden radicalmente alcanzar la ataraxía. Epicuro entiende que muchas de las perturbaciones de nuestro ánimo provienen de falsas suposiciones y opiniones vanas, producto del desconocimiento de los principios fisiológicos (physiología) que rigen la constitución atómica de la naturaleza (Carta a heródoto 78, 80).

Como es sabido, algunos de los temores que afectan la serena disposición del alma proceden, según Epicuro, de una falsa representación de los dioses que los concibe como artífices del destino humano, comportando pasiones como la alegría y la irritación o gobernando el movimiento de los fenómenos celestes. Frente a esta concepción basada en creencias religiosas tradicionales el epicureísmo nos propone una nueva relación con la divinidad.

Para la filosofía del Jardín los dioses son indiferentes al ámbito de lo humano, no responden plegarias, no imponen castigos ni recompensas, incluso habitan en espacios llamados intercósmicos o intermundia. Más aún, los dioses son para Epicuro seres vivientes incorruptibles (sus átomos no se “desgastan”) y dichosos (Carta a meneceo 123), esto es, excentos de perturbación, bienaventurados, impasibles, autosuficientes.

A partir de esta concepción epicúrea sobre los dioses se propone llevar adelante el análisis de la siguiente problemática: si los dioses viven imperturbables e indiferentes frente a los asuntos humanos ¿por qué Epicuro se empeña en seguir incluyéndolos dentro del desarrollo de los principios fundamentales de su doctrina? Cuando leemos en la Carta a Meneceo 135 “vivirás como un dios entre los hombres” podríamos pensar en los dioses como modelos de acción para la vida imperturbable, para el logro de la ataraxía. Por otra parte, la existencia de los dioses y su constitución atómica sutil e incorruptible podría ofrecer un fundamento gnoseológico sobre lo no evidente (Carta a heródoto 38), esto es, sobre la existencia de aquello que no es inmediatamente manifiesto a nuestra sensación.

Palabras clave


dioses, ataraxía, physiología, sensación, incorruptibilidad

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