Última modificación: 2019-06-14
Resumen
Dentro del canon de las múltiples versiones del Antiguo Testamento actualmente en uso por las diversas confesiones cristianas y por la comunidad judía hay una división interna que, con mayores o menores disparidades, tiende a ser compartida por todas ellas: Torah o Pentateuco, libros proféticos y libros históricos. Dentro de este último grupo los Libros de los Macabeos ocupan un lugar destacado por su evidente singularidad lingüística y temática, que los ha hecho conflictivos en lo que refiere a su aceptación dentro de las diversas colectáneas sagradas. Sobre todo el cuarto libro de la serie, que además de los inconvenientes previos presenta problemáticas genéricas que dificultan su comprensión como una obra plenamente histórica. Si bien este texto retoma contenidos de II Macabeos, que efectivamente hace gala de los procedimientos de investigación acerca de los sucesos pretéritos típicos de la época, su impronta fuertemente filosófica ha situado a los estudiosos en veredas opuestas en lo que se refiere a su adición al subconjunto al que actualmente pertenece. Las interpretaciones respecto a la naturaleza de esta obra varían entre considerarlo como un “tratado filosófico que contiene un discurso epidíctico, un ἔπαινος λόγος, una oración fúnebre o una diatriba filosófica” (Frenkel 2001: 66). Teniendo en cuenta todos estos conflictos intentaremos demostrar en este trabajo de qué manera la obra conforma además un tipo diverso de relato histórico que abreva en fuentes hebreas y griegas. En efecto, creemos ver en él elementos de la tradición historiográfica de Israel como “las procreaciones” (תלדת toledot), típicas de la narrativa patriarcal que encontrarían un protagonista similar en la figura del anciano sacerdote Eleazar. Estas, unidas a las características del género βίος propio de la producción helena, cuyos protagonistas suelen ser personas destacadas en la vida pública, generarían un tipo de relato hagiográfico que sería a la vez tanto apología de la fe como relato fidedigno de los hechos del pasado. Así entonces, el didactismo que le es característico, y que se ha interpretado como la puesta en práctica de la filosofía expresada teóricamente por sus protagonistas, no sería más que la confirmación de la veracidad de los hechos narrados. Y, por otro lado, al estar estas vidas atravesadas por un juicio, la variable filosófica de la fe de Israel precisaría acomodarse a los requerimientos fácticos de una corte, lo que acabaría de modelar una narrativa que, al menos en su planteo, se pretende claramente objetiva. De este modo, el devenir de la historia no solo continuaría siendo una etapa más dentro del movimiento circular / lineal que, repitiendo esquemas básicos, busca acercarse cada vez más a la redención final, sino incluso una reflexión de sí mismos como pueblo, sojuzgado pero no vencido, concentrado en la figura de sus mártires.