Eventos Académicos, IV Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores de la Antigüedad Grecolatina

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El sueño y la teoría del movimiento de los animales en la Ética Eudemia II, 1
Angel Augusto Pasquale

Última modificación: 2019-06-14

Resumen


En la Ética Eudemia libro II, capítulo 1, 1219b16-25, Aristóteles caracteriza a la virtud total del alma, indicando que incluso como total hay partes del alma que no participan de aquélla. Valiéndose de la opinión mayoritaria de que todos los hombres son iguales mientras duermen, afirma que en caso de que exista algo así como otra parte del alma, y ésta sea la nutritiva, su virtud no es parte de la virtud total, puesto que la parte nutritiva obra en mayor medida durante el sueño y éste es la inacción del alma más que su actividad. Inmediatamente realiza una observación que desde mi punto de vista no ha sido lo suficientemente entendida por los especialistas. Mientras que la parte nutritiva obra con mayor energía durante el sueño, las partes sensitiva y apetitiva funcionan imperfectamente durante aquél, y ya que estas partes participan del movimiento, los “ensueños” –o “imaginaciones”, más literal–, dicen los traductores, de los hombres virtuosos son mejores que los de los indignos. A mi parecer, las traducciones disponibles de esta última oración excluyen la posibilidad de leer en el texto aristotélico un atisbo de lo que el autor desarrollaría en la última etapa de su vida como la psicofisiología del movimiento, teoría que enriquece en gran medida la reflexión sobre la acción y la elección como la de la Ética. Incluso más, no he recabado noticia de algún comentario a esta última parte del pasaje, aun cuando las traducciones que he revisado tanto en inglés como en español son tan variadas. Aunque en el texto se pareciera dar por hecho que la phantasía (imaginación) es algo que ocurre también en la vigilia, no es algo que se deba a la facultad nutritiva, causa directa  y directriz del sueño como movimiento no voluntario, sino que tiene que ver con las facultades sensitiva y desiderativa, aquellas que se dan sólo imperfectamente en el sueño, entendiéndose que pueden darse completamente cuando el ser humano (u otro animal) está despierto. La traducción “ensueños” confunde en este punto. Las demás traducciones, aunque más acertadas, tampoco representan un avance en cuanto a esclarecer la cuestión. En este trabajo me propongo revisar la traducción y esclarecer el sentido del pasaje en cuestión a la luz de la teoría del movimiento de los animales, investigación que, aunque quizá en germen, Aristóteles ya habría tenido presente al momento de discurrir acerca de la virtud.


Palabras clave


Aristóteles; virtud; sueño; phantasía; movimiento

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