Juan Crisóstomo, considerado uno de los Padres de la Iglesia, fue presbítero de Antioquía desde 386 hasta 398, año en que se convirtió en Patriarca de Constantinopla. Crisóstomo fue un famoso orador, entrenado en retórica por Libanio y un virtuoso en la utilización de figuras retóricas como la repetición, la hipérbole y la invectiva para condenar aquellos grupos que quería desacreditar como los judíos, los “griegos” –seguidores de la religio grecorromana– y los –por él llamados– “judaizantes”, poniendo en evidencia que la retórica se encontraba al servicio del mensaje cristiano y de la construcción de la identidad cristiana.

Entre Rosh Hashaná (Año Nuevo) y Yom Kippur (Día del Perdón) de 387, el presbítero Juan Crisóstomo de Antioquía pronunció su segunda homilía en contra de los judíos. La misma se encuentra enmarcada en la serie conocida como Adversus Iudaeos que elaboró entre 386 y 387 que tenía como objetivo desacreditar tanto al pueblo judío como a sus instituciones y festividades más relevantes con el fin de condenar una situación que imperaba en Antioquía a fines del siglo IV: la interacción religiosa que existía en dicho rincón del imperio y tratar de evitar que parte de su congregación participe de festividades y asista a lugares vinculados con el judaísmo. Por esto, el objetivo del ataque de Crisóstomo tiene que ver con acometer directamente contra este sector de su congregación a quien él llama “judaizantes”. Su mera existencia atentaba contra el tipo de identidad cristiana excluyente que proponía el sector niceno del cristianismo que él representaba.

Debido a la cercanía de Yom Kippur, Juan Crisóstomo pronunció su segunda homilía en contra los judíos. En la misma atacará a aquellos que, siendo cristianos, practican la Ley mosaica. La venida de Cristo proponía un nuevo tipo de pacto con Dios, a través de la gracia y no de la obediencia a la Ley. Por esto, la misma quedaba –en palabras de Crisóstomo– obsoleta y quienes la seguían eran catalogados por el presbítero como obstinados y su destino era, inevitablemente, caer en desgracia. Entonces, como no puede atacarla directamente porque fue dada por Dios, sí acometerá contra aquellos que la siguen y respetan luego de la venida de Jesús –los judíos y aquellos cristianos que caracteriza como “judaizantes”–, sosteniendo que ya no es el momento de hacerlo.

El presente trabajo se propone rastrear en la segunda homilía de la serie Adversus Iudaeos aquellos epítetos contra los judíos pero también los embates contra el ayuno hebreo y la circuncisión. Sostendremos que los mismos serán aspectos de la Ley que Crisóstomo desestimará con el fin de tratar de paliar la estima que parte de su congregación sentía por el pueblo hebreo a fin de que dejen de frecuentar sus instituciones y festividades y así lograr ir forjando la identidad cristiana que el cristianismo niceno considera como la correcta.