Las últimas palabras de Dido a su hermana Ana en el libro 4 de Eneida han suscitado una controversia prolongada, centrada principalmente en la variante textual que ofrece el verso 456 y las múltiples interpretaciones que se despliegan a partir de ella. Estas disquisiciones se inscriben en un marco más amplio que las habilita: el carácter problemático y en cierto modo desconcertante del personaje de Ana. Este extraño personaje pasa de ser confidente e instigadora de las decisiones de Dido en su primera aparición a convertirse en el nexo entre ella y Eneas en este pasaje, al punto de revelarse una relación de intimidad con el héroe troyano (vv421-423) de la que no se ha dado el menor indicio antes. Es precisamente por los pliegues que deja entrever su caracterización que muchos intérpretes han sospechado que Ana no aparece aquí como simple mediadora o para convidar su oído paciente a las penas de su hermana, sino como depositaria de la promesa contenida en el verbo cuya conjugación se cuestiona en la disputa filológica antes citada.

Sin pretensión de agregar argumentos a una discusión estrictamente filológica que no ha logrado aún saldarse por completo, nos proponemos más bien indagar en ese marco continente que mencionábamos. Si bien se trata de un personaje marginal, con esporádicas apariciones confinadas a un único libro, Ana tiene un espesor dramático considerable. La hipótesis a refrendar en esta ponencia  es que esa complejidad  puede explicarse al menos parcialmente por dos razones ligadas entre sí. Por un lado, la caracterización de este personaje responde en parte a una tradición mítica, aunque si bien no profusa, con variantes que conectan nuevamente a los personajes en el devenir de la historia. Por otro, parece que este desarrollo narrativo posterior del mito no queda completamente soslayado en un ámbito donde el centro de atención está puesto en el destino trágico de otro personaje. Por el contrario, en los diálogos finales de Dido y su hermana parecen estar veladamente incorporados esos elementos míticos, lo cual supone la puesta en juego de componentes metaficcionales por parte del autor.