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Contrariamente a lo que se ha sostenido durante muchos años, por influencia de la crítica positivista del siglo XIX que privilegió el diálogo sobre el canto, la excelencia en la producción artística de las odas corales de Siete contra Tebas se demuestra en su diseño de las partes cantadas, que pueden ser reconocidas como parte de un ensamble lírico- ritual pensado para participar de manera axial en la matriz dramática.

De las cinco odas que constituyen la tragedia, las primeras dos (vv. 78- 181; 287-368) resultan particularmente trascendentes en la composición de la acción del drama, tanto por su disposición en la obra como por su textura genérica. En cuanto a su disposición, este par integra la primera parte de la trama, cuya  estructura bipartita ha sido tradicionalmente reconocida por la crítica (entre otros, Taplin, 1977). En cuanto a su textura genérica, ambas odas están teñidas por un tono, léxico y comportamiento perceptiblemente luctuosos, característicos del treno.

Desde nuestro punto de vista, uno de los aspectos que invitan a examinar la “interacción genérica” (Swift, 2010) de las dos primeras odas con el treno es que, en ambos cantos, la interacción se exhibe de manera autorreferencial (Gagné-Govers Hoppmann, 2013), en el contexto colectivo y homogéneo de las performances de las jóvenes tebanas. Asimismo, notablemente, esta metarreferencialidad es deliberadamente expuesta en el contexto dispar del diálogo entre ellas mismas y su rey, Etéocles. La complejidad de este metanivel discursivo permite reconocer la importancia de los contextos performativos para la “literatura” griega, como “texto” que nos posibilita comprender de manera cabal tanto los géneros líricos como la propia tragedia que, por su carácter mimético, compromete un entramado contextual más complejo, propicio para “repensar la oralidad” (Derive 2018).

En el presente trabajo, proponemos realizar un primer análisis “metacoral” de ambas odas (Swift, 2010), analizando la “ocasión” (Calame, 1977; 1994/5) en la que son ejecutadas, haciendo hincapié en los pasajes que permiten reflexionar sobre la “autoridad” coral (Bakker, 2017) y sus relaciones con el aval, la sanción y la misión, que en Siete contra Tebas son reivindicados por Etéocles. Asimismo, analizaremos la relación entre ocasión, autoridad y locus de la performance, demostrando que la ocupación del espacio, vinculado a la identidad de las performers, constituye el núcleo central de la sanción del rey.