Los principados de Nerva (96-99) y Trajano (99-117) representan un momento particular en la historia de Roma en el cual se reconoce el diseño de un “proyecto político” para el régimen imperial. Producido por un grupo de intelectuales aristocráticos nucleados en torno a la figura de Plinio “el joven”, este proyecto tenía por objeto resolver la tensión inherente entre la aristocracia y el emperador que había caracterizado el periodo precedente. Una de las estrategias implicó la elaboración de un discurso de claro carácter instrumental que, al mismo tiempo, buscaba promover en el centro del poder una serie de comportamientos garantes de aquello que parecía irrenunciable para la aristocracia imperial cortesana (amici Caesaris): su posición social y privilegio estamental. A partir del análisis de su Panegírico de Trajano, en el presente trabajo indagaremos particularmente sobre la función cumplida por la memoria sobre el pasado reciente del principado, construida allí. Una memoria cuyos aspectos básicos se re-proyectan en las obras históricas de Tácito y Suetonio, miembros del “círculo intelectual” de Plinio y participantes de su proyecto político, y que nos han legado en gran medida la imágenes de los Césares del siglo I que tenemos hoy en día.