Eventos Académicos, III Jornadas de Literatura Inglesa de la UBA: Estéticas de lo residual en las producciones culturales inglesas

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Apunte sobre el triunfo de la vida en Shelley y Derrida: Legible e ilegible, o de cómo leer (en) las ruinas.
María CALVIÑO, Ana LEVSTEIN

Última modificación: 2019-10-15

Resumen


Percy Shelley murió ahogado en la Bahía de la Spezia cuando una tormenta de verano arrasó con su velero “Ariel”, que lo traía de regreso de una visita a Lord Byron en Pisa, Italia. Dejó “inconcluso” su poema “El triunfo de la vida”. Diseñado a partir de La Divina Comedia de Dante y los Triunfos de Petrarca, está resuelto en tercetos que instalan al poeta en el lugar tópico de un soñante quien, apenas recostado en un tajamar precario, divisa muchedumbres deambulando indiferentes al paso del tiempo perceptible en la naturaleza. El lenguaje del sueño designa las ruinas como un borde en desplazamiento continuo, sin decidir los límites de la lectura-escritura.

Una cuidadosa indagación de Jacques Derrida sobre el verbo abimer (abismar/arruinar) habilita nuestro apunte en relación con el tema, cuando lo inacabado del poema cuestiona los bordes de su traducibilidad. Supone lo indecidible de aquello que ilusoriamente la metafísica pensó/deseó como presencia plena. "Somos el fantasma en el que nos convertiremos" dice Derrida, para señalar esa muerte que no sobreviene como exterior de la vida sino que se trata de un "arruinamiento" (deterioro, caída) constitutivo, es decir precedido desde siempre por lo espectral.

“Entonces, qué es vida? dice el último verso de Shelley.



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