Última modificación: 2018-11-27
Resumen
En el contexto de la Imminutio (vv. 101-131) del Cento Nuptialis ausoniano, pasaje donde el rhetor aquitano se atreve a recomponer de manera poco púdica (impudentem) el texto virgiliano, el cuerpo femenino es representado a través de la topografía del inframundo. Oscuridad, profundidad y emanaciones olorosas se contraponen a la externalidad visible de las armas masculinas y la auctoritas de la rama que habilita la entrada a un mundo vedado, al cual se llega por conductos no transitados por castos y vírgenes. Estas imágenes de una anatomía tergiversada por la parodia son las que se suceden en el poema tardío del hábil Ausonio, quien construye una versión subversivamente lúdica de la épica augústea, con el fin de (de)mostrar a la corte del emperador Valentiniano I y a este mismo que los misterios, incluso los nupciales, pueden des-ocultarse para echar luz sobre el juego de los cuerpos. En particular el femenino es focalizado desde la percepción de lo cóncavo, semejando el abismo que todo lo fagocita sin dejar de apelar a la horridez de la cueva o la caverna.
Desde la perspectiva de una “geografía” corporal, nos proponemos analizar las imágenes de la anatomía sexual de la mujer que se imponen en el pasaje del poema mencionado, advirtiendo que la composición de este centón tiene como fin particular desarticular el purismo genérico de la epopeya hasta transformar su estilo aséptico en una mueca personal y sofisticada.