En el siguiente trabajo se presentan avances parciales del proyecto de tesis doctoral denominado “La educación en disputa. Tensiones institucionales en el marco de las propuestas de educación secundaria de adultos en contexto de encierro carcelario”, dirigido por la Lic. Alcira Daroqui (UBA) y co-dirigido por la Dra. María del Carmen Lorenzatti (UNC), con beca de tipo I de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNC.

En Argentina, desde 1890 la encargada del resguardo de las mujeres, ya fuera por la realización de algún delito o por diversos motivos (desamparo, abandono), fue la Orden del Buen Pastor, congregación que se hizo cargo de casi todos los institutos penales de mujeres en América Latina, durante casi cien años. (Ini; 2000) Las casas de guarda bajo la tutela de la Orden del Buen Pastor -a lo largo de todo el país- estuvieron a cargo de cobijar y enderezar a las mujeres que habían cometido algún tipo de delito, entendidos éstos como acciones en contra de la ley y de su propia condición de mujer, de madres, de esposas. Su corregimiento se vinculó a un enderezamiento del alma y de la correcta manera de ser mujer, fuertemente ligada a diferencias de clase y de género, donde la religión -más que una técnica científica desde una tecnología penitenciaria- fue la fuente de autoridad en la tarea.

El trabajo, la educación y la organización minuciosa de los tiempos y espacios de vida fueron los ejes de las instituciones correccionales, pautadas en torno a un deber ser femenino que vinculaba a las internas a tareas típicas de su condición de mujer. En Córdoba, el reciente traslado de la cárcel de mujeres al establecimiento penitenciario de Bouwer –en el año 2003- indica la permanencia en el tiempo de este modo de organización del castigo de privación de la libertad.