El ciclo electoral brasileño de 2016 es representativo de alteraciones en el campo del conflicto sobre el aborto, provocadas en el contexto de reglamentación de los derechos sexuales y reproductivos nacionales. Grupos próvida, que actúan en el país desde los años 70, se movilizaron políticamente en el interior del primer Gobierno Lula en la forma de un movimiento social nacional. En este contexto, nace el Movimiento Nacional de Ciudadanía por la Vida – Brasil sin Aborto y se alza una campaña nacional contra el aborto, con el objetivo de garantizar una mayoría parlamentar contra el aborto en las próximas Legislaturas. En el ciclo electoral de 2006 la campaña estimula a candidatos políticos a asumir formalmente el compromiso de la defensa de la vida desde la concepción, contando con el apoyo de grupos u organizaciones (religiosas y no religiosas) contra el aborto.