Última modificación: 2018-11-27
Resumen
El Trabajo Social es una profesión históricamente feminizada. El desempeño y la identidad socioprofesional del Trabajo Social están asociados a contenidos femeninos de la cultura, donde circula la experticia en la asistencia social. A su vez, el encubrimiento de la génesis de la política asistencial precisa necesariamente de esta feminización de la asistencia. La naturaleza histórica de la práctica profesional pone en evidencia que la presencia femenina en la asistencia y la beneficencia, se explica en virtud de unas características que socialmente se le demandan a la mujer en el marco ideológico del Occidente cristiano (cuidado, afecto, compasión, etc.), pero no solamente por estas. En las tareas de la reproducción social que tiene el Estado, debe generar consenso y legitimación, tanto con relación al propio Estado, como al sistema de relaciones sociales. La demanda de una técnica funcional a las políticas dirigidas a los sectores populares constituye la ocultación de la intencionalidad de la política estatal asistencial. En este marco, el Estado es el mayor empleador de trabajadoras sociales, las cuales son contratadas para desempeñarse en políticas públicas que intervienen en las vidas cotidianas de los sujetos y que intervienen, principalmente, en problemáticas sociales. Este trabajo tiene por objetivo, reflexionar sobre el carácter feminizado del Trabajo Social, su reconocimiento profesional – expresado en la Ley Federal de Trabajo Social y las jerarquizaciones en los nombramientos del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación- de los últimos años, a la vez que mostrar las situaciones de precariedad laboral en la que está situada.