Eventos Académicos, IV Seminario Nacional de la Red Estrado Argentina

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“El docente: trabajador intelectual, autonomía y condicionamientos”
Flora María Hillert, Florencia Lobasso

Última modificación: 2018-05-11

Resumen


Resumen corto:

En el actividad profesional  docente trabajo  intelectual y autonomía se implican, se reclaman, se demandan mutuamente.

El concepto de autonomía es un concepto polisémico. En esta ponencia se entiende como  autonomía intelectual, ejercicio personal del pensamiento crítico en relación con los contenidos de enseñanza y su transmisión.

En clave histórica, el lugar del docente como asalariado funcionarizado, lo ubica en las antípodas del trabajador autónomo

En clave económico estructural,  cabe analizar la relación entre la  autonomía docente y la división del trabajo.

En relación con la subjetividad, los docentes no serían ajenos a la existencia de de estructuras mentales de pensamiento aparentemente apolíticas –en realidad con fuertes implicaciones políticas-, orientadas a la adaptación a las modas vigentes y a la fe en lo existente.

Las actuales políticas educativas combinan la descalificación del trabajo docente con el aumento de regulaciones y las amenazas de evaluación.

¿Cuáles  son las posibilidades de autonomía del docente como trabajador intelectual en el nuevo contexto de retorno de políticas neoliberales en el marco de la  globalización, cuáles sus potencialidades transformadoras y cuáles sus limitaciones?

Resumen largo:

La posición del docente como intelectual – trabajador de los campos de las ideas y de la organización-  habilita un análisis desde el cual leer la autonomía del docente y su potencialidad transformadora.

En nuestro ejercicio profesional trabajo  intelectual y autonomía se implican, se reclaman, se demandan mutuamente.

El concepto de autonomía es un concepto polisémico: puede  referirse al profesional liberal que no trabaja en relación de dependencia; o a una situación en que los sujetos y las instituciones quedan librados a su propia suerte, y se invoca una autonomía solitaria para “competir” y “triunfar”.

En esta ponencia la autonomía del docente remite a su autonomía intelectual, supone que el docente no puede menos que  hacer ejercicio personal del pensamiento crítico en relación con los contenidos de enseñanza y su transmisión.

En clave histórica, en el caso de la docencia, la profesión se constituyó en condiciones laborales de asalariados funcionarizados, en las antípodas del trabajador autónomo. Los docentes son a la vez trabajadores que participan de la relación capital / trabajo y sujetos de las políticas públicas, son parte de la concreción y/o producción de las políticas públicas. (Ezcurra, D., 2015).

La docencia se fue conformando en una relación privilegiada con el Estado, que sentaba las bases de una nación a construir. Pero esa relación privilegiada interpelaba al docente en su condición de funcionario del Estado, lo cual suponía, para el magisterio, el modelo de mantener cierta asepsia política, cierta neutralidad y habituarse a separar práctica educativa y práctica política.

En clave económico estructural,  cabe detenerse a analizar la relación entre la  autonomía docente y la división del trabajo.

Ricardo Donaire plantea la existencia de una autonomía aparente, debida a las relaciones salariales que incluyen a los trabajadores intelectuales y rigen el trabajo docente: el proceso de proletarización implicaría, en el caso de los docentes, una pérdida de control sobre los medios y procedimientos de trabajo o sobre los objetivos  y propósitos sociales en los  que se asienta su tarea. Asimismo, la división técnica del trabajo supondría la distinción entre la concepción y la ejecución, que sería entendida como proceso de subordinación y descalificación. Sin embargo, el autor sostiene que la subordinación es formal, antes que real, porque los docentes no asisten a una descomposición de su oficio en sentido pleno: a pesar de la división del trabajo entre docentes (por asignaturas o por grados) el trabajo docente aún se asienta sobre cierto grado de  cooperación y articulación, haciendo que el oficio de enseñar  mantenga cierta unidad. Esta subordinación formal, que no ha modificado sustancialmente el proceso de enseñanza, equivaldría a reconocer cierto grado de autonomía.

Los docentes suelen asumir decisiones y  cierto control  sobre aspectos relacionados con los medios y los fines de su tarea u ocupación más inmediata, no así sobre aspectos de la organización y fines del sistema educativo.

Una autonomía creciente tiene como condiciones tiempos y espacios para el trabajo en equipo, posibilidades de experimentación e investigación, recursos.

En relación con la subjetividad, Adorno percibía la existencia de estructuras mentales orientadas a la adaptación a las modas vigentes, la fe en lo existente, la  carencia de relaciones inmediatas, espontáneas como estructuras de pensamiento apolíticas, pero en realidad con fuertes implicaciones políticas.

Hoy podríamos pensar en el papel de las redes, que reemplazan las relaciones inmediatas, cara a cara y que pueden ser aparentemente apolíticas para millones de personas, pero forman opinión pública con serias implicancias políticas, e inciden en la conformación de la subjetividad.

A nivel del sentido común, todos portamos cierto grado ideas contradictorias que coexisten sin generar conflictos ni llegar a la conciencia de quienes las sustentamos. ¿Qué conflictos cognoscitivos y qué transiciones son necesarios promover en la búsqueda de una mayor coherencia de pensamientos y posicionamientos?

En los escenarios actuales, ¿qué está sucediendo con la autonomía intelectual? ¿cuál es el riesgo de sometimiento del docente como intelectual al sentido común, a la opinión pública o a una autoridad circunstancial?  Y ¿cuáles son los debates que nos debemos?

Pero también sabemos que en educación abundan experiencias contextualizadas, situadas, en las que se trabaja con las contradicciones y los conflictos, se pone en juego el pensamiento crítico, y se avanza hacia la emancipación.

En esta presentación preocupa conocer qué operaciones de pasaje o de ruptura puede haber entre una enseñanza acrítica / automatizada o por el contrario crítica y reflexiva de los contenidos curriculares, la participación o no en las luchas sindicales, y las posiciones políticas que se asumen. En otros términos, entre la especificidad profesional, y los posicionamientos sindicales y políticos de los docentes; entre ser especialistas y dirigentes.

Los cada vez mayores controles y regulaciones sobre el trabajo docente, su descalificación pública, la desarticulación del sistema de formación permanente y los proyectos de evaluación de su tarea, atentan contra su autonomía.

¿Cuáles  son las posibilidades de autonomía del docente como trabajador intelectual en el actual contexto nacional de retorno de políticas neoliberales en el marco de la  globalización, cuáles sus potencialidades transformadoras y cuáles sus limitaciones?

 

Bibliografía citada:

Adorno, Th. W., 1998: Educación para la emancipación. Madrid, Ediciones Morata.

Donaire, R., 2012: Los docentes en el siglo XXI ¿Empobrecidos o proletarizados?, Buenos Aires, Siglo XXI.

Ezcurra, D., 2015: “Estado y clases sociales” (Conferencia). Formación Político sindical  CTERA- Ministerio de Desarrollo Social.


Palabras clave


Trabajo intelectual; autonomía intelectual; políticas regulatorias de evaluación y control