Eventos Académicos, IV Seminario Nacional de la Red Estrado Argentina

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La contención emocional y el afecto en el trabajo docente.
Julieta Soledad Bringas

Última modificación: 2018-07-03

Resumen


Resumen corto:

Se presenta el relato de una experiencia llevada a cabo en una escuela estatal del conurbano bonaerense en un primer grado. La docente a cargo recibe a la directora; quien le comunica que llegará un nuevo alumno, que no ha pasado por el Nivel Inicial, cuyos padres viven en contextos de encierro, siendo criado por sus abuelos analfabetos.

- Necesito que trabajes desde lo emocional, desde el afecto (...), que lo contengas… No creo que aprenda (...) hay que darle cariño para que aguante y se quede-.

Estas palabras llevan a la docente a plantearse varias preguntas en torno a los afectos, a las emociones y a los vínculos docente- alumno. Este niño, que viene de una situación que es sumamente compleja ¿sólo debe “ser retenido”? ¿Cómo hacer para evitar que pierda su derecho a aprender frente a esta realidad?

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Resumen largo:

Este es el relato de una experiencia que viví a mis 35 años de edad y con 12 años de experiencia en la docencia de nivel primario. ¿Por qué introduzco este relato contando mi formación y experiencia? Bueno, simplemente por el hecho de que esta experiencia fue una de las que más interrogantes le trajo a mi profesión y a mi formación.

En marzo de 2016, tomo un cargo con continuidad en un primer grado. Escuela estatal del conurbano bonaerense ubicada en un barrio muy carenciado.

Las primeras semanas transcurren como todos los años, algunos llantos en los primeros días, papás que en la puerta te esperan con mil preguntas, niños que de a poco van sintiéndose parte de esta institución. Comienzo con las prácticas propias del inicio de la alfabetización; contando historias, recuperando lo que ellos traen de casa, trabajando con los para textos, imágenes, palabras conocidas, sus nombres, etc. Todo marcha con total naturalidad; hasta que una mañana ingresa la directora al salón y me comunica que llegará un nuevo alumno, Catriel. Él no ha pasado por el Nivel Inicial y sus padres viven en contextos de encierro, actualmente vive con sus abuelos analfabetos.

Ella me dice:

- Mirá te tengo que pedir un gran favor; este alumno tiene algunos problemas… Necesito que trabajes desde lo emocional, desde el afecto ¿entendés?, que intentes que se quede en la escuela, que lo contengas…En fin el trabajo que hace buena docente ¿no? No creo que aprenda mucho, pero bue… por lo menos que no esté en la calle, hay que darle cariño para que aguante y se quede.

Sus palabras quedan resonando en mis oídos hasta el día siguiente en que recibo a Catriel. La directora entra al salón y lo presenta ante sus compañeros; luego lo toma de la mano y lo acerca hacia mí. En un primer momento se muestra algo tímido, escondido detrás del guardapolvo de la directora. Tímidamente se asoma y dirige su mirada a uno de los cuadernos que yo estaba corrigiendo en el escritorio. Se concentra, en especial, en uno de ellos que tenía el escudo de River. Al parecer le llama la atención e inmediatamente me pregunta:

- ¿Vos también sos de River?

A lo que yo le contesto: - Obvio que soy de River, ¿no me digas que tenemos otro millonario en el aula?

Sólo bastó un punto de interés para llamar su atención. Ya para la tercera hora de clases lo tenía sentado junto a mí charlando sobre sus intereses, su vida, su abuelo que se llamaba igual que Ramón,

- ¿lo conoces a Ramón Díaz no?

Tomo al fútbol como punto de partida y comienzo desde allí. Escribo cuentos donde los protagonistas son jugadores de River que se pierden cuando van camino a un importante partido, o leo una noticia donde se cuenta que en el último minuto del partido un jugador se lesionó y quedará fuera de la final. Catriel se siente parte, comparte anécdotas, se suma a las historias, y sí; entra en juego lo afectivo; pero no sólo en el sentido de simplemente retenerlo en una institución; sino que la forma de contención que busco e implemento es hacerlo parte de su propio aprendizaje, que se sienta capaz, que se entusiasme con la idea de aprender. Hubo días en que costó más y otros menos, pero el objetivo con Catriel, fue muy claro: Él estaba ahí para aprender y eso es lo que me dispuse a hacer como docente; enseñé, busqué caminos, encontré alternativas, fui creadora de mi profesión y artesana de la misma.

Al finalizar el año se vieron los frutos, Catriel y sus compañeros interpretaron la obra de teatro “Un partido de fútbol algo alocado”. Juntos crearon a los personajes, escribieron la historia y propusieron un escenario. Ese día acompañé a Catriel quien tímidamente entró en escena, desde lejos lo miré y me sentí orgullosa de hacer algo más que simplemente retenerlo para que aguante.

Volviendo sobre esta experiencia sigo pensando en estos dos términos: Contención y trabajo desde lo emocional; palabras que aún resuenan en mi cabeza; ¿De qué se trata la contención emocional y el afecto en el trabajo docente?

¿Es que acaso contener es retener? Este niño, que venía de una situación compleja ¿sólo debía “aguantar” en la escuela? ¿Nuestra tarea era retenerlo? ¿Fui muy fría o incluso “mala docente” al pensar que más allá de todo; este niño necesitaba aprender; sentirse capaz, entusiasmarse con la idea de transitar la escuela; y no solo “aguantar” dentro de ella?

Según la RAE, Contención es: “La acción de contener o moderar los propios impulsos, instintos, pasiones, etc.”. Contener, sería entonces, tener una cosa en si misma o en su interior. En este sentido contener se correspondería con la idea de “retener”. Desde el Psicoanálisis el término contención es entendido de un modo muy distinto, Bion nos habla de la noción de contención emocional. La misma se relaciona con su teoría del pensamiento y en especial con sus conceptualizaciones respecto de los vínculos primitivos del bebé con su mamá; y la capacidad de Reverie que posee la misma para transformar esas impresiones sensoriales en imágenes dotadas de sentido. Contener acá cambia de significado; va más allá de retener. Así, para poder contener emocionalmente a un niño debo tener la capacidad de una escucha abierta que le permita metabolizar, transformar los elementos de cualidad negativa y superarlos para poder avanzar.

Considero que el trabajo realizado con Catriel podría ser interpretado desde el concepto de contención que introduce Bion y en la capacidad de reverie; ya que, en el camino de su alfabetización, intenté tomar las dificultades y busqué caminos para poder avanzar sobre ellas. Desde el afecto pude percibir sus intereses; y sobre estos trabajé, logrando usarlos como herramientas que capten su atención y despierten en él el interés por aprender. Catriel se alfabetizó, el objetivo fue cumplido, pero también logré un vínculo con él desde lo emocional, que sin proponérmelo atravesó todo el trabajo realizado.

Julieta Bringas.

Palabras clave


contención emocional; alfabetización; aprendizaje; experiencia; trabajo docente