"Denis” de Roberto Echavarren aborda el cuerpo enfermo a partir de la historia de un surfista uruguayo radicado en Ámsterdam que padece cáncer de cordoma, un tumor atípico desarrollado en la base de la columna vertebral. Como el vaivén del olaje, los síntomas de la enfermedad mutan erráticos y desconcertantes tanto para los remedios de la medicina tradicional como para las técnicas alternativas. Dentro de un mundo dominado por el desplazamiento y el nomadismo, el espacio físico y el cuerpo (entendido como un espacio más) se configuran como dos vasos comunicantes conectados a partir de una enfermedad escurridiza que los expone abiertos, vulnerables, porosos y, por momentos, inasibles. Como espacio destacado, el mar se articula como punto de fuga de un aparato médico-político abocado a intervenir al cuerpo para inmunizarlo a costa de acentuar su fragilidad. A partir de una imbricación entre cuerpo, espacio y enfermedad, el texto da cauce a un relato en primera persona que se sumerge en la experiencia de un tumor maligno que, leído desde los restos óseos del propio organismo que lo origina, permite ampliar la mirada hacia otros espacios en donde lo residual emerge en clave de anomalía. De esta forma, la enfermedad permite mostrar que toda otredad viene a derrumbar cualquier ilusión posible de detentar algún tipo de inmunidad al resaltar los contrastes de una sociedad cosmopolita que convive con la amenaza inminente como efecto de esas mismas diferencias que la constituyen y la distinguen.