El feminicidio, entendido como la expresión radical del continuum de la violencia de género y la violencia feminicida, tiene su impacto fatal en los cuerpos físicos femeninos y /o feminizados, y es realizado –habitualmente– por los cuerpos masculinos. Una de las formas en que el feminicidio se configura en la opinión pública en el estado de Chiapas, México, es mediante la prensa local, donde el tratamiento informativo presenta, por una parte, la exhibición de fotografías de las víctimas y el relato de los actos violentos ejercidos sobre sus cuerpos; y por otra, coloca las imágenes de los presuntos perpetradores capturados por las instancias policíacas. La desafortunada exhibición de esas imágenes –de forma cruda y poco reflexiva– se integra a la cotidianidad de los habitantes, dejando fuera el contexto social, económico y cultural donde impera un sistema de valores que facilita, permite y arropa la extrema violencia sobre las mujeres y sobre sus cuerpos. Así, en esta ponencia se propone una reflexión sobre el contenido de las unidades comunicativas –notas visuales y textuales– de la prensa chiapaneca –en el período comprendido del año 2012 al 2017–, donde la materialidad corporal se presenta como escenarios insertos en políticas del goce violento de los cuerpos, en los que el cuerpo es entendido como un espacio público en el cual se expresan tres principios fundamentales: la política del deseo, la sociedad del goce violento y la colectividad concebida como víctima (Ravelo y Domínguez, 2006). El análisis demostrará cómo los encabezados y contenidos en la prensa sobre los feminicidios en la entidad colocan en el centro la materialidad corporal de las mujeres asesinadas bajo una lógica de goce violento, y cómo esto abona en el riesgo de normalizar y narcotizar las violencias cotidianas entre la población, imposibilitando el consenso social de actuar de formas no violentas.

›       Presentación

En Chiapas, al igual que en otros estados de México, los casos de muertes violentas contra mujeres y niñas, por razones de género, es decir, los actos feminicidas, continúan en aumento significativo, lacerando con ello la integridad, la seguridad y la vida de las mujeres. Diversos medios de comunicación y páginas web de organizaciones de la sociedad civil (OSC) dan cuenta de los hallazgos de cuerpos femeninos violentados, de cuerpos desaparecidos, de cuerpos identificados / sin identificar. Cabe preguntarse, en el caso de la prensa estatal, si al colocarlos en sus titulares, ¿no estamos ante el último eslabón de la violencia cometida sobre esos cuerpos femeninos, esto es, la consumación de un goce violento que más allá de denunciar a los actos feminicidas, los utiliza como valor noticia ante una sociedad que los integra a su sistema cultural acunándose en las construcciones heteronormativas, patriarcales y misóginas que sujetan, constriñen, vulneran y violentan las corporalidades femeninas?

Partiendo del reconocimiento de que estas violencias no son fenómenos aislados que se desarrollan entre dos individuos concretos, el interés de este análisis es evidenciar la conexión que existe entre la presentación de las notas periodísticas sobre víctimas y perpetradores, y los mecanismos de construcción social en torno a los asesinatos de estas mujeres; lo que en su conjunto expresa que el fenómeno social de violencia de género se desenvuelve en una estructura social compleja de violencia sexo-genérica que se reproduce en los medios informativos locales.