Última modificación: 2017-11-13
Resumen
Preguntar por el espectro del capo antioqueño dentro de los estudios literarios es justamente interrogarse por el género de la llamada narcoliteratura como respuesta estética a la instalación del crimen organizado como motivador de literatura en una serie de novelas recientes. Así, textos como La virgen de los sicarios (1994) de Fernando Vallejo, Happy Birthday, Capo (2008) de Libardo Porras, El ruido de las cosas al caer (2011) de Juan Gabriel Vásquez y Cierra los ojos, princesa (2012) de José Alejandro Castaño dan cuenta del multiforme interés por captar la figura elusiva de Escobar. Esta lectura brinda unas matrices interpretativas que las novelas posibilitan y que trataré de explicitar en un punto central y uno derivado. Mi punto central es cómo la muerte del capo es un punto de inflexión para la novela narco. Escobar transformado en animal y acribillado pero siempre presente como ese fantasma incómodo es parte de mi argumento operativo pero también con orientaciones distintas para el caso literario mexicano. Allí si bien se presentan extensiones de la muerte violenta y del tratamiento al cuerpo, no es una vía exclusiva para explicar ciertos elementos que connotan de manera paradojal la reflexión biopolítica en los narcopoliciales mexicanos. En esta sección del texto se reflexiona sobre algunos procesos de violencia estructural sobre el cuerpo y cómo la narrativa literaria puede hacer cargo de ellos aun en lecturas diagonales sobre el rol de la mujer en la llamada trilogía del desencanto de Alejandro Páez Varela y la reproducción en la tetralogía sobre Édgar el Zurdo Mendieta de Elmer Mendoza.