Última modificación: 2017-11-13
Resumen
› La guerra y el horrorismo han acompañado a la literatura Colombiana desde siempre; sin
embargo, autores contemporáneos proponen nuevas formas de narrar la violencia y el
horror que acompaña la cotidianidad del panorama nacional. De estas nuevas formas
narrativas, un autor sobresale: Tomás González.
A lo largo de buena parte de su obra, la guerra y el horrorismo se narran de forma “tácita”, dejando el papel protagonista al juego cotidiano de las pasiones humanas. González
propone al lector una visión de la violencia instalada en un aparente segundo plano, o
telón de fondo; y digo “aparente” porque éste telón termina por cubrir y sofocar a los
protagonistas de las obras de González: cuerpos vulnerables.
Al igual que en algunas de sus novelas, en sus cuentos se presenta el problema de la búsqueda de una vida auténtica, en oposición a la vida moderna de la civilización contemporánea, donde predominan los valores de cambio y la industrialización.
› La lectura de los cuentos de González deja ver, primero, un malestar relacionado con la vida en el marco de la civilización occidental y, segundo una propuesta para la consecución de cierta plenitud posible. Tomás González plantea, en respuesta a la contemporaneidad, un estilo de vida que se fundamenta en una desmitificación absoluta, que lleva al individuo a una toma de conciencia no sólo del estado de la sociedad, sino también de sí mismo, de su lugar en el mundo, su relación con la naturaleza y sus necesidades en tanto ser social. Tras esta desmitificación y esta toma de conciencia, se hace posible al individuo alcanzar un equilibrio, un justo medio entre su individualidad y la comunidad, entre su relación con la naturaleza y la civilización, entre el rechazo y la tolerancia. Y es a logrando este equilibrio que González propone que es posible al individuo crítico llevar una vida plena sin ceder a la conformidad.