Última modificación: 2017-11-13
Resumen
En la prisión política de las dictaduras del Plan Cóndor el cuerpo femenino se usó como elemento del ejercicio de la violencia simbólica y a su vez fue un botín de guerra.
Por otra parte, los testimonios escritos de mujeres que vivieron y sobrevivieron a esta situación aparecieron en fechas muy posteriores a los relatos masculinos que cuentan la misma situación.
A partir de estos datos objetivos desagrego el interrogante: ¿qué relación se puede inferir entre esa realidad referencial y su representación textual?
Cuáles son las marcas en el discurso testimonial de la violencia simbólica, de la apropiación del cuerpo y de los hijos como botín de guerra y cuál es el tiempo en que tardaron en aparecer los testimonios femeninos sobre estos hechos.
Metodológicamente en el examen de este interrogante considero como marcos de referencia, el análisis de la violencia simbólica y su construcción histórica representada, el de la organización del patriarcado, la referencialidad del discurso testimonial, su pertenencia al género narrativo y por eso el asunto de la recepción y la intencionalidad de producción del texto.
Mi reflexión sobre el poder y su inscripción en las organizaciones sociales, va en el sentido de los trabajos de Bordieu y Foucault en relación a la violencia simbólica y de Butler y Federici en el sentido de la violencia patriarcal.
El trabajo focaliza en el análisis de textos testimoniales - desde la mirada de la neo retórica y los asuntos culturales.
El libro escrito por Lucy Garrido y Lilián Celiberti, Mi habitación, mi celda es el centro del corpus utilizado para el trabajo.
Se despliega allí el relato reflexivo del secuestro y la prisión de Celiberti en un diálogo con Garrido y aparecen en él elementos propios de la condición femenina - en situación de cárcel clandestina primero y prisión política luego - matizados con el análisis político de los hechos y las conductas desde una mirada en clave feminista.