Última modificación: 2017-11-13
Resumen
La pregunta por una sociedad (que entendemos como moderna) se clausura, desde la lectura que hace Boris Groys (2016) del estado moderno, desde estado del biopoder foucaultiano, en un ámbito infranqueable por este: la muerte. A no ser que, claro, los muertos caminen. Es el zombi, entonces, comprendido como masa, como sujeto político, quien expone un problema incluso para un biopoder total: el cuerpo deshecho del zombie es inapropiable política y socialmente. Un biopoder total es entendido, entonces, como un control más allá de ese mismo límite vital, de esa posvida que los zombis vienen a ejercer.
Si desde la concepción teórico foucaultiana es imposible escapar de los dispositivos de poder, el zombi, como sujeto político, viene a poner en entredicho esa postura. Y una inapropiación supone, además, en este cuerpo deshecho, esta aparente pura potencia, un puro resto: el zombi es totalmente inútil e improductivo.
La lectura del cuerpo zombi en lo que podríamos llamar una estética Z supone, como punto de partida, el problema del cuerpo (des)hecho como apropiación política. Y si la reflexión es en tanto que estética también política, la pregunta por el cuerpo zombi es una pregunta por el funcionamiento de una posible sociedad zombi. La novela Berazachussetts del escritor Leandro Ávalos Blacha y el film White Zombie (1932) dirigida por Victor Halperin servirán de punto de partida para ver cómo funciona la categoría de lo zombie y del cuerpo zombie en respuesta a esa pregunta de la estética Z.