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Al recorrer las páginas de Así habló Zaratustra de Nietzsche aparecen múltiples referencias a la noción de cuerpo desde una perspectiva contra hegemónica a la naturalizada división dualista que la filosofía ha ido apropiando a lo largo de su historia occidental. Sin lugar a dudas es en la filosofía moderna donde la separación entre cuerpo y razón encuentra un lugar privilegiado para profundizar la concepción del hombre que nos distingue con los animales. Afirma Nietzsche en “En los despreciadores del cuerpo” que el cuerpo es una gran razón y que el yo es un efecto del cuerpo. Para ello, el filólogo alemán realizará una distinción entre Sí-mismo (Selbst) y yo (Ich). Dicha distinción se opera en el plano metafísico-ontológico y permite superar las distinciones dominantes de la metafísica moderna para poder pensar la animalidad como Sí-mismo en un plano igualitario con lo humano, superando toda posición humanista. Ahora bien, dichas conceptualizaciones tienen consecuencias en el plano ético político.  La cuestión de la vida en su sentido más amplio nos habilita a pensar esa comunidad de vivientes que somos ya no solamente entre humanos; sino también, con los animales y con toda forma de vida posible. Estas reflexiones implican, tanto ética como políticamente, la necesidad de tener que reconfigurar los modos de relación con lo animal y con la vida que hoy están vigentes y legitimados en nuestras comunidades. Para ello, seguiremos las pistas que Derrida en El animal que estoy si(gui)endo deja trazadas, espacialmente las referidas a la violencia ejercida sobre los animales y su sufrimiento.

ZARATUSTRA - COMUNIDAD - SI MISMO