Última modificación: 2017-11-13
Resumen
El cine desde su nacimiento, fue un gran proyector de estereotipos, hoy superado por la televisión, Internet y los videojuegos (Guarinos Galán, 2008). En Argentina, durante la década de los ´60 y ´70, el cine de Armando Bo delineó un estereotipo, un rol de mujer un tanto particular: extremó la figura de la femme fatal, mostrando sus consecuencias, sociales y particulares; y por otro lado, naturalizó el sexo, pero moralizando la imagen del sexo con amor o sexo limpio.
En la filmografía del cineasta, la mujer se constituye como objeto sensual, sexual, adorado, pero que carga por ello una severa enfermedad de la cual debe intentar purgarse. Bo, no solo toma del acervo clásico de representaciones de lo femenino, cuestiones como lo monstruoso, místico, demoníaco, pecaminoso, rapaz, astuto, engañoso, entre otros; sino que unifica todo esto a una idea que podríamos ubicar entro lo religioso y lo científico, una idea de corrupción: la mujer es un cuerpo corrupto. Es decir, la mujer es un cuerpo enfermo, dañado pero que puede ser salvado, redimido, recuperado, siempre y cuando haya arrepentimiento, culpa y expiación.
Armado Bo, va a esquematizar el rol de la mujer a través de su cuerpo, para crear una representación con fines moralizadores de lo femenino. Esta línea de cuerpo-sexual-enfermo, donde el sexo no es el mal, sino la desmesura en el cuerpo femenino, son rasgos típicos de una estructura patriarcal.
Proponemos hacer un breve recorrido por la filmografía del director y guionista, que pueda acercarnos al debate sobre esta posible construcción particular y funcional del cuerpo-rol de la mujer.