El diálogo entre diversas concepciones metafísicas conforma una parte importante de la comprensión de sociedades consideradas durante mucho tiempo ‘espirituales’ y ‘tradicionales’ como la china o la nipona. En este último caso, semejante intercambio ha sido objeto de numerosos estudios, dadas las radicales transformaciones que sufrió el país en su historia reciente. Tales revoluciones socioeconómicas contribuyeron, en mayor o menor medida, a asemejar al archipiélago a las “naciones civilizadas” occidentales. No obstante esto, las visiones ancestrales del mundo se han conservado, entremezcladas en la secularidad extrema que parece caracterizar al pueblo japonés actual. Entre ellas, el budismo y el confucianismo se sostienen aún como dos caminos complementarios que, en conjunto, ordenan los elementos supraterrenales en la conciencia del ciudadano moderno. Un significativo número de expresiones culturales y artísticas han dado cuenta de este fenómeno de diversas maneras. El manga, como tal, no fue la excepción. Será nuestro interés en este trabajo abordar el estudio de Saint Seiya, obra cuyo contexto bebe profundamente de la literatura y la mitología griegas para analizar la intersección particular que se da entre el sustancialismo identitario presente en las filosofías occidentales y las reencarnaciones consecutivas que sufren los protagonistas, más vinculadas con escuelas de cuño hinduísta. Así, los sucesivos propietarios de una identidad entendida como ‘idéntica’ a pesar de sus cambios superficiales, contruibuirán a entender a cada uno de estos avatares como una suerte de autor que narra las vicisitudes de sí mismo en tanto ‘copia no conforme’ de un ideal, constituido por todos aquellos elementos compartidos a lo largo del tiempo. Así entonces, la presencia de la memoria, elemento de suma importancia para ambas cosmovisiones, generaría una ilusión biográfica necesaria para la constitución de una historia lineal, más semejante a la tradición narrativa analítica de Occidente.