Es posible advertir en algunos libros y filmes argentinos recientes un interés por abordar escenas de crímenes violentos cometidos durante la década del ochenta, en los años inmediatamente posteriores a la última dictadura cívico-militar en la Argentina. En ese marco es posible leer Magnetizado, de Carlos Busqued, y Chicas muertas, de Selva Almada, aunque la constelación de textos y filmes en torno al fenómeno es más amplia. El presente trabajo se centrará en estos dos libros, analizando sus diferentes estrategias narrativas, la elección estética e ideológica que supone poner el eje del relato en las vícitimas (en el caso de Almada) o en el victimario (en el caso de Busqued), así como también los modos diferentes, o incluso contrapuestos, en que ambos textos plantean la relación entre género, cuerpo y violencia como uno de sus ejes contructivos.