La literatura argentina mostró interés por hablar/contar/repudiar la guerra de Malvinas desde el mismo momento en que se estaba llevando a cabo: Los pichiciegos - escrita entre mayo y junio de 1982, y publicada en 1983 - de Rodolfo Fogwill, es la primera ficción argentina sobre la Guerra. Este texto crea una narrativa centrada en la deserción, como una forma de criticar el discurso hegemónico de la dictadura en relación con la ideas de patria, identidad nacional y héroe (Kohan, Imperatore, Blanco, 1993; Kohan, 2014; Segade, 2015). Y lo hace en la compleja década del ochenta, entre el final de la dictadura y los primeros años de democracia, en el devastado escenario cultural que habían dejado los años de opresión y terror (Invernizzi y Gociol, 2002; Saítta, 2004). La otra novela del corpus literario de este estudio, es El desertor (1993) de Marcelo Eckhardt, que es el primer relato destinado a un público infanto – juvenil sobre la Guerra.

En particular, en este trabajo se analiza cómo el sufrimiento de los soldados argentinos, con sus cuerpos que padecen y se degradan, es uno de los temas que la literatura argentina consideró relevante, primordial desde los primeros relatos; se trata de textos que tendrán un carácter fundante de un modo de concebir y contar la Guerra en la primera década de la contienda bélica.