Eventos Académicos, 39 ISCHE. Educación y emancipación

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Representaciones y prácticas educativas sobre el cuerpo discapacitado: entre la colonización y la emancipación
Antonio Padilla Arroyo

Última modificación: 2017-07-17

Resumen


El objetivo del presente texto es examinar los discursos, tanto escritos como visuales, en torno a la infancia anormal y al cuerpo discapacitado en la educación especial, en específico en las prácticas escolares. Ahora bien, tanto la historia cultural como la historia de la educación han sido uno de los campos más promisorios de la renovación historiográfica de las últimas décadas. Dentro de estos, los estudios sobre la infancia y del cuerpo ha cobrado singular importancia. En esta tesitura, una de las premisas que sustentan este trabajo es que las estrategias de que se aplican en la educación, en particular en la educación especial, es la normalización, las cuales están implícitas en las prácticas escolares dirigidas al cuerpo anormal o cuerpo discapacitado.

Formalmente, la educación especial ha sido definida como una modalidad, cuyo objetivo ha sido integrar e incluir a la niñez “deficiente”, “anormal”, “discapacitada”, “minusválida”, etcétera, según los discursos educativos, en los procesos de escolarización, no necesariamente en los de alfabetización. En esa estrategia educativa un lugar esencial ha sido ocupado por la disciplina y la educación física que legitiman los procesos de control y vigilancia sobre el cuerpo. Derivado de esos procesos se produjo una pedagogía especial, que se proyectó en discursos, imágenes y narrativas, y se legitimó con la convergencia de las disciplinas llamadas “modernas” y “científicas”, entre ellas las ciencias sociales y las humanidades, que “naturalizaron una concepción de la dicotomía cuerpo anormal/cuerpo normal, y las políticas de “normalización” de los cuerpos.

En este marco, el cuerpo anormal es el cuerpo más colonizado, dominado, sometido porque en este se contienen y se ejercen todas las prácticas disciplinarias y corporales, constituyéndose una de las formas más acabadas de dominación del biopoder. En la modulación del cuerpo deficiente, discapacitado, se ha configurado un poder de normalización que se ha articulado en torno a una anatomopolíticadisciplinaria de los cuerpos individuales anormales y de una biopolítica de la complejidad regulatoria de la población, sobre todo de los menores en edad escolar. En ambos casos, la corporeidad anormal fue tomada como núcleo del disciplinamiento y de la regulación de la vida, de gestión de los anormales, pero que se extiende a todos los cuerpos, tanto sociales como políticos, simbólicos y materiales.

No obstante, la paradoja, categoría historiográfica y proceso cultural, es que esas políticas facilitan la emancipación del cuerpo anormal no sólo porque despliega su destreza para ejercer el autodominio y autocuidado de sí mismo, condición legal y cultural que pocas veces se reconoce a la infancia discapacitada, sino por las habilidades intelectuales y físicas que despliegan en espacios que, de manera explícita, se reservan al cuerpo normal.