Sin lugar a dudas, el siglo XX fue el siglo de la educación en el Perú, puesto que la expansión del servicio promovida por el Estado peruano generó el acceso masivo de la población campesina a la educación. Muestras palpables de todo ello son los preceptores que fueron a trabajar a la zona rural y las numerosas escuelas que abrieron sus puertas en las comunidades del interior del país para recibir a los hijos de comuneros deseosos de alcanzar el progreso a través del aprendizaje.

Sin embargo, el proceso no puede ser entendido a cabalidad si no se explora la relación entre Estado, educación y campesinado en el siglo precedente; en el siglo XIX. Efectivamente, en dicha centuria, el gobierno liberal de Ramón Castilla y la administración civilista de Manuel Pardo sentaron las bases para la organización del servicio educativo peruano. Aquel, en 1850 promulgó el Reglamento de Instrucción para el funcionamiento de escuelas, colegios y universidades y cinco años después dispuso la impartición de una “educación popular” para el perfeccionamiento moral, intelectual, estético y físico del individuo. Por su lado, Pardo promulgó en 1876 un nuevo Reglamento General de Instrucción para acentuar la educación popular especialmente en el nivel primario.

Con estas reformas decimonónicas se inauguraron varias escuelas y colegios públicos especialmente en la zona rural del Perú. Mas, vale la pena preguntarse si dichas reformas afectaron a la población campesina, que el siglo XIX radicaba en las comunidades de la sierra peruana y de la región de Ayacucho. ¿Cuál fue el impacto de dichas reformas entre esta población campesina? ¿Acaso en el período mencionado existió una expectativa campesina hacia esta incipiente oferta educativa del Estado peruano?

La presente ponencia pretende responder estas interrogantes a través de un estudio de la relación entre la educación decimonónica del Estado peruano y las expectativas de la población campesina de Ayacucho, región que está ubicada en la zona centro sur de la sierra peruana. Para ello se revisarán las numerosas fuentes guardadas en el Archivo Regional de Ayacucho, especialmente los expedientes judiciales que contienen las demandas y aspiraciones de los campesinos.