Eventos Académicos, I Jornadas de Estudiantes del Departamento de Filosofía

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¿El placer es un bien? Una mirada a la problemática a la luz de en VII 11-14, y sus relaciones con las doctrinas platónicas
María Emilia Avena

Última modificación: 2018-01-14

Resumen


El placer, ¿es un bien? Podemos aún hacernos esta pregunta, la misma que generó largas controversias ya en siglo IV a.c. en la Grecia Clásica. Discusión de amplia trayectoria tanto entre los sofistas como en el propio círculo platónico, donde engendró numerosas posturas filosóficas. Y fue la discusión, ese diálogo crítico entre interlocutores con ideas disímiles, la que permitió la transformación de esas opiniones en posturas y argumentos filosóficos. En las páginas siguientes procuraré mostrar de qué manera este mecanismo le permitió al propio Aristóteles revisar el problema, generar un planteo innovador y proponer una solución distinta al dilema del status del placer en relación con el bien y la vida buena.

Pero, ¿por qué ocuparse de este problema? En EN VII 11 Aristóteles nos dice que “El estudio del placer y del dolor pertenece al filósofo político, él es el que dirige el fin mirando hacia el cual llamamos a una cosa buena o mala en sentido absoluto”. La elucidación del rol que el placer desempeña en el marco de la vida buena es una tarea obligatoria para el arquitecto (arkhítekton) de la vida buena. Es él el encargado de legislar en materia moral qué cosas deben hacerse y de cuáles hay que abstenerse, es decir, de establecer los criterios básicos con los cuales ha de regirse la educación de los jóvenes. Pues es preciso que aprendan tempranamente a odiar lo que debe ser odiado y a gozar con lo que se debe en la medida justa. Sólo reconociendo lo realmente placentero podrán ser virtuosos, es decir, acceder al único camino que, en opinión de Aristóteles, puede conducirnos a la felicidad. De esta manera, el placer representa un rol fundamental en la búsqueda de la felicidad de todo ser humano.


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