Eventos Académicos, I Jornadas de Estudiantes del Departamento de Filosofía

Tamaño de fuente: 
De Heidegger a Levinas. Una redefinición de la facticidad del Dasein: del cuidado de sí al cuidado del otro
Belén María Locatelli

Última modificación: 2018-01-14

Resumen


Hombre, como muchas otras palabras, refleja la acumulación de “capas de sentido” a lo largo de la historia: Hombre como animal cívico, racional, religioso, simbólico…Todos estos pensamientos acerca de lo que somos parten de considerar al Hombre como un ente y han olvidado lo esencial, dice Heidegger, que el Hombre, en tanto tal, se caracteriza por su relación esencial con su propio ser. El Hombre es óntico en este sentido pero además, en la medida en la que comprende su propio ser -y que en eso consiste el ser del Hombre‐, es también ontológico. Para el Hombre, ek‐sistir es estar fuera de sí en relación consigo mismo, y es en ese ek‐sistir donde lleva a cabo (donde consuma), su referencia al ser. Para hablar de Hombre, según Heidegger, hay que partir de su modo de ser óntico‐ontológico, porque no puede hablarse del Hombre como un ente y explicarlo por la relación de causa‐efecto. El hombre es un ente ontológico, un ente que habita lo posible (es constantemente posible pero su posibilidad tiene sentido sabiendo que va a ser cerrada con la muerte), que tiene que asumir su pasado, tomar decisiones y ser constantemente como algo nunca terminado: ese modo de ser del hombre no es el modo de ser de ningún otro ente óntico. La cuestión central del pensamiento en Heidegger es la del sentido del ser, y se apoya sobre la distinción entre el plano óntico del ente y el plano ontológico del ser. (Cf. Heidegger, 1997)


Texto completo: PDF