Eventos Académicos, I Jornadas de Estudiantes del Departamento de Filosofía

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Impersonal, pero inmanente: nota sobre la presencia de la trascendencia del ego en algunos escritos de G. Deleuze
Jorge Nicolás Lucero

Última modificación: 2018-01-14

Resumen


Deleuze calificó la presencia de Sartre dentro del mundo académico como un Afuera, pues él “jamás dejó de ser, no un modelo, ni un método ni un ejemplo, sino un poco de aire puro” dentro del panorama filosófico francés (Deleuze-Parnet, 1996: 19). Esta calificación no viene solamente a cuento de un halago por estar siempre al margen de la figura del intelectual universitario, ni por su constante compromiso político. La obra de Sartre también echó raíces, claramente explícitas, en muchas de las problemáticas y posiciones abordadas por Deleuze. Un notable ejemplo aparece en El Anti-Edipo, donde la noción de grupo-sujeto se construye teniendo presente las ideas de grupo y serie tal cual Sartre las trabajó en Crítica de la razón dialéctica.

Ahora bien, Sartre no sólo dota a la filosofía deleuzeana de algunas herramientas. En “Él fue mi maestro”, artículo escrito un mes después de que Sartre rechazara el premio Nobel de Literatura, Deleuze afirmaba con orgullo que la filosofía sartreana “cuestionaba la noción de representación, el orden mismo de la representación: la filosofía cambiaba de lugar, salía de la esfera del juicio para instalarse en el mundo más colorido de lo «prejudicativo», de lo «sub-representativo»” (Deleuze, 2002: 110-111). A pesar de no ocupar las mismas páginas que Spinoza, Nietzsche y Bergson, Sartre ocupa un lugar relevante para entender la obra de Deleuze, pues es patente cómo el aire puro sartreano encauza en el espíritu crítico de la filosofía deleuzeana, y desde el cual propone una diferencia sin concepto que tomará forma, pocos años después de este artículo, en Diferencia y Repetición.

Por ello, creemos indispensable un abordaje de La Trascendencia del Ego y sus consecuencias dentro del proyecto deleuzeano, dado dicha obra enfatiza ambos aspectos mencionados: otorga una batería conceptual notable e influyente; y a su vez, manifiesta una exigencia de renovación de la filosofía. Este pequeño gran texto de Sartre es mencionado en más de una ocasión por Deleuze, de maneras breves y aisladas pero significativas. Allí, Sartre “devuelve a la inmanencia sus derechos” (Deleuze-Guattari, 1991: 49) al entender la consciencia trascendental como impersonal, uno de los postulados que logran encaminar la comprensión más propia del campo trascendental virtual como plan(o) de inmanencia no deducido de la representación empírica, y del cual derivaremos más de una consecuencia de pertinencia deleuzeana. Al mismo tiempo, Deleuze encontrará en el descubrimiento sartreano la necesidad misma de abandonar las categorías de orden fenomenológico (consciencia e intencionalidad) para encarar ese movimiento genético y creativo que le adjudica al campo trascendental.


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